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El árabe, una « lengua de Francia » sacrificada (Le Monde diplomatique)

Este artículo de Emmanuelle Talon fue originalmente publicado en francés en Le Monde diplomatique (octubre de 2012). La traducción al español que publicamos hoy es el trabajo de Luisa Penalva, traductora voluntaria para el OEP. Le damos las gracias por su indispensable trabajo. La versión francesa del artículo se puede leer aquí.

Aunque que el árabe es la segunda lengua más hablada en Francia, el lugar que ocupa en la enseñanza segundaria es cada vez menor, mientras que va ganando terreno en el mundo asociativo. Este giro se inició en los años 80, cuando la inmigración magrebí comenzó a ser visible en el espacio público y mediático. La asociación de dicho fenómeno, con otros como el Islam y los guetos, ha perjudicado la imagen de la lengua árabe y cabe interrogarse sobre la posibilidad de una vuelta atrás.

«  Dejar  las  clases de árabe en manos de mujeres que llevan el velo, en el marco de la escuela pública, es contribuir a alimentar el populismo ». Bruno Le Maire, entonces Ministro de Agricultura y encargado de la elaboración del proyecto de la Unión por un movimiento popular (UPM) en 2012, afirmaba esto en el auditorio del Théâtre du Rond-Point, el 7 de febrero de 2011, durante un debate sobre el populismo. Estas declaraciones no provocaron sin embargo reacción alguna, nadie parecía ser consciente del peso de semejantes afirmaciones, falsas, y al mismo tiempo representativas de la amalgama permanente entre enseñanza de la lengua árabe y proselitismo musulmán. Una amalgama que acaba perjudicando el desarrollo de la enseñanza del árabe en el sistema público.

Tal vez haya que recordarlo de nuevo : el principio de la laicidad (artículo primero de la Constitución francesa) es el de la neutralidad del servicio público y por consiguiente la imposibilidad, en Francia, de que un agente estatal, exprese sus creencias religiosas durante el ejercicio de sus funciones. En este sentido, el laxismo no tiene cabida ni en la educación nacional ni en los tribunales, debido a la existencia de una jurisprudencia clara que conlleva la exclusión sistemática de los posibles infractores (1).

Con un total de 4 millones de locutores, el árabe es la segunda lengua más hablada en el territorio francés y el éxito de algunos cómicos que saben servirse para sus actuaciones del árabe dialectal – como Jamel Debbouze- es una vez más la muestra de que el árabe está realmente arraigado en la cultura popular. Sin embargo, aunque el árabe haya sido reconocido « lengua de francia » en 1999, tras la firma de la Carta europea de las lenguas regionales o minoritarias (que áun no ha ido ratificada), todavía hay que seguir peleándose para estudiar árabe en la enseñanza secundaria.

Existen aún cuarenta y cinco departamentos en los que el árabe no forma en absoluto parte de la oferta formativa. En París, sólo es propuesto por tres colegios. De este modo, un alumno que esté escolarizado en uno de los otros ciento ocho colegios debe esperar a entrar en secundaria para poder seguir los cursos impartidos, el sábado por la mañana o el miércoles por la tarde, en uno de los ocho institutos en los que se dan clases de árabe según lo establecido en el dispositivo Langues inter-établissements (LIE). El resultado de esto es que, del conjunto de alumnos de secundaria franceses, sólo un poco más de seis mil escogen el árabe, mienrtas que quince mil optan por el mandarín, catorce mil por el ruso y doce mil por el portugués. En el Ministerio de Educación nacional se repite de forma incesante que no se trata de un problema de oferta, sino que la demanda es demasiado reducida como para poder abrir clases de árabe tanto en colegios como en institutos. 

De forma paralela, la Educación Nacional ha decidido no remplazar a los profesores  que se jubilan (de doscientos treinta y seis en 2006 han pasado a doscientos ocho en 2011). En efecto, asistimos a una disminución constante de los puestos para profesores de secundaria –dismunición del número de plazas del CAPES, equivalente del CAP - (2), Sin embargo, esto no tiene nada que ver con una supuesta ausencia de demanda de profesores de árabe ya que el número de jóvenes que desean aprender dicha lengua, a través del sector asociativo, ha ido incrementándose desde mediados de los noventa. Según el Ministerio de Interior, existe un total de sesenta y cinco mil jóvenes apuntados a clases de árabe en asociaciones comunitarias (confesionales o no confesionales), cantidad que multiplica por diez el número de alumnos que estudian árabe en la Educación nacional.

Es cierto que aquellos padres que deseen que se abra un curso de árabe pueden realizar una petición por escrito al rector de la Academia correspondiente, pero esto se hace en casos aislados, ya sea por falta de información o porque simplemente no dominan bien el francés. Como afirma Christine Coablin, profesora de inglés en el Lycée Diderot de París : « No es un sector de población que generalmente se moviliza para que se abran nuevas clases ». A pesar de que la Academia anima a los directores de los diferentes centros de enseñanza a que propongan clases de árabe, éstos no tienen la obligación de hacerlo. En 2010, de los siete colegios parisinos de la margen izquierda de París (parte sur de la ciudad, asociada al mundo intelectual) que recibieron cartas de parte del rector académico, en las que les animaba a impartir clases de árabe, ninguno tomó iniciativa alguna. Las razones de esto son diversas : o bien existen ya otras segundas lenguas en el colegio o instituto, o tienen miedo de que su imagen de marca resulte perjudicada debido a la súbita afluencia de una población que tiene fama de ser « problemática », o tienen miedo de la posible reacción de los padres, en especial en aquellos colegios en los que existe un porcentaje importante de alumnos hebreos.

En lo que respecta a primaria, unos cuarenta mil estudiantes estudian árabe en el marco del dispositivo de Enseñanza de la lengua y cultura de origen (ELCO), con profesores seleccionados y contratados directamente por los tres países del Magreb. En cuanto a la universidad, « la totalidad de los efectivos es casi diez veces superior a la existente hace diez años », según afirma Luc Deheuvels, vicepresidente del Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales (INALCO).

 Un repliegue comunitario paradójico

El problema, por lo tanto, se plantea únicamente en secundaria, lo cual resulta todavía más preocupante dado que se trata de un periodo clave en la construcción de los jóvenes. Como destaca el orientalista Jacques Berque en el informe realizado en 1985 para el Ministro de Educación y titulado « La inmigración en la escuela de la República », el éxito de la integración requiere el reconocimiento, por parte de la escuela pública, de la lengua y cultura de origen de los propios padres.  

Curiosamente, casi treinta años después de la realización de dicho informe, constatamos cómo la segunda generación de inmigrantes está en general bien integrada precisamente porque siente la necesidad de retomar el contacto con su cultura de origen, en un contexto en el que se registra un descenso en la tasa de transmisión de la lengua árabe entre las sucesivas generaciones. (3). De forma paradójica, ignorar esta realidad es lo que en realidad favorece el repliegue comunitario que tanto se pretender combatir.

Asimismo, la decisión de muchas familias de apuntar a sus hijos en la mezquita o en una asociación para poder conciliar aprendizaje del árabe y enseñanza religiosa está sobre todo motivada por razones pragmáticas. Como explica Zeinab Gain, profesora de árabe en el Lycée Voltaire de Paris : « Muchos padres prefieren que sus hijos estudien inglés y español en el colegio. Pero como quieren que éstos estén ocupados durante su tiempo libre (…) los apuntan a un curso de árabe fuera del sitema escolar »

Por otro lado, hay que reconocer que sería ingenuo ignorar que los cursos de árabe en las escuelas coránicas son en su mayoría impartidos por profesores extranjeros que siguen códigos diferentes de los de la sociedad en la que viven. De este modo, la prevalencia de modelos de autoridad arcaicos entre alumnos y profesores, o la existencia de fenómenos como la ideologización o la mistificación de la lengua acaban creando un desfase entre este contexto de enseñanza y el marco ofrecido por la escuela pública. En lo que respecta a las asociaciones comunitarias, como explica Yahya Cheikh, profesor « agregado » de árabe, la mayoría de estas asociaciones « acapaban perpetuando la tradición magrebí en materia de enseñanza, es decir, un curso de idiomas de una hora y media, seguido de media hora de educación islámica »(4).

Dicho esto, nos preguntamos cómo hemos llegado a la privatización de la enseñanza de esta lengua, cuando en realidad Francia fue el primer país de Europa occidental que estableció, en 1530, una cátedra de árabe en el Instituto de los lectores reales (más adelante Colegio de Francia).Bajo el reinado de Luis XIV, Jean-Baptiste Colbert fundó la Escuela de jóvenes lenguas (antecedente de lo que es ahora el INALCO), para satisfacer, mediante la formación de intérpretes, la demanda de intercambios diplomáticos y comerciales con el Imperio otomano. Así, la Agregación de árabe existe desde 1906 …

Para encontrar respuestas a dicha pregunta hay que remontarse a los años 80. En 1983, tuvieron lugar una serie de revueltas en un suburbio conocido con el nombre de Minguettes, en las afueras de la ciudad de Lyon, que llevaron a la organización de la « Marcha por la igualdad y contra el racismo », más conocida como la « marcha de los beurs » - en alusión a la palabra ‘arabe’, escrita de forma invertida, técnica utilizada para la creación de palabras y de un lenguaje específico utilizado entre muchos jóvenes de los suburbios franceses. Dicha marcha adquirió una dimensión nacional. Más tarde, en el año 1989, una fatwa del ayatola Rouhollah Khomeiny, líder de la revolución iraní, condenaba a muerte al escritor Salman Rushdie por la escritura de su libro « Los versos satánicos ». En el mismo año, en Creil (en la región de Picardía), tres alumnas de secundaria fueron expulsadas porque se negaban a quitarse el fular. Todos estos hechos aparecieron en los titulares de los periódicos y alteraron profundamente la imagen de las comunidades musulmanas en Francia, de tal forma que la inmigración magrebí se convirtió en un foco de atención. Como recuerda Bruno Levallois, inspector general de la Educación nacional y presidente del consejo de administración del Instituto del mundo árabe (IMA) : « A partir de entonces se empezaron a cerrar clases de árabe que estaban repletas (…) muchos directores de centros y rectores tuvieron miedo ante el gran número de árabes que se encontraba en territorio francés y que precisamente estaban estudiando árabe ».

Esto nos lleva al punto central del debate. El árabe, lengua hablada por cerca de trescientos millones de personas, y una de las seis lenguas de trabajo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es ante todo percibido en Francia como una lengua de inmigración, con frecuencia asociada a los guetos, el nacionalismo árabe y el islam. Por este motivo, un responsable político no puede pronunciarse a favor de la enseñanza de dicha lengua, sin ser objeto de un bombardeo de críticas. Cuando Jean-François Copé, intentó hablar de una iniciativa semejante, en septiembre de 2009, en la cadena BFM-TV, siendo entonces presidente de la Unión por un Movimiento Popular (UPM) en la Asamblea Nacional, fue súbitamente interrumpido por el periodista Olivier Mazerolle, quien no ocultó su preocupación ante tal propuesta : « ¿No acarrearía esto otro tipo de problemas ? Porque claro…ya sabe usted…el aprendizaje del árabe… ».

Si es cierto que la expansión del islam ha llevado consigo la difusión de la lengua árabe a partir del siglo VII, todavía existen muchos musulmanes – como los indonesios o turcos- que no lo hablan ; como también existen muchos hablantes de árabe que no son musulmanes (es el caso de los cristianos de Oriente). Por este motivo, otorgar al árabe un estatus de lengua sagrada es ignorar que existió con anterioridad a la revelación coránica y fomentar el extremismo de quienes creen ser únicos poseedores de un legado de singular valor. 

Prevenir las « conductas desviadas »

Sin duda alguna, el árabe padece el contagio simbólico de la historia colonial francesa. Es la lengua del colonizado, y conviene reducir su importancia para poder garantizar la cohesión de una República única e indivisible. Esta ideología monolingüista, heredada de la monarquía y de la Revolución, no contribuye precisamente al desarrollo de la lengua árabe, al igual que sucedió hace varios siglos con las lenguas regionales.

En 1999, Jacques-Alain Bénisti, diputado de Val-de-Marne, entregó a Dominique Villepin, por entonces secretario general del Eliseo, un informe preliminar sobre la prevención de la delicuencia, a través del cual se establecía una relación entre ésta y el bilingüismo de los hijos de inmigrantes (5). Así, y con el objetivo de prevenir la aparición de posibles « conductas desviadas » entre los más jóvenes, el informe proponía que las madres de hijos de origen extranjero « se obligaran a hablar el francés en casa », para poder acostumbrar a los niños a usar dicha lengua. Aunque el informe fue enmendado, tras recibir duras críticas por parte de profesores de colegios en institutos, sirvió para demostrar el gran peso de la ideología monolingüista en Francia. El autor de dicho informe llegó a calificar despectivamente como « patois » a las lenguas de origen. En realidad, el ostracismo en el que se mantiene a la lengua árabe hace que ésta sea consideara como lengua regional, lo cual contribuye a atribuir a dicha lengua su carácter de idioma « familiarmente extraño ».

En 2008, el mensaje del ex presidente Nicolas Sarkozy – quien no asistió a las primeras Asambleas de la lengua y de la cultura árabes, que él mismo deseaba celebrar-, fue el siguiente : « La lengua árabe es una lengua de futuro y de progreso, de ciencia y de modernidad (…). Espero que dichas asambleas puedan aportar orientaciones concretas sobre el desarrollo de [su] enseñanza (…) en Francia ». A inicios de curso, en 2012, sólo se habían creado ocho clases en la escuela secundaria, aunque para Michel Neyreneuf, inspector académico y pedagógico regional, este hecho reflejara el éxito de dichas iniciativas : « Hemos abierto una clase bilingüe en un colegio del centro de Mans y hemos recibido cuarenta solicitudes para veintinco plazas disponibles ».

¿Podrá la mundialización salvar la lengua árabe ? Durante una mesa redonda organizada durante la Feria Expolangues sobre el tema « Le lengua árabe, una ventaja  profesional y económica », los allí presentes recordaron la importancia de formar a personas de lengua árabe para responder a la creciente demanda surgida en un sector en plena expansión : la finanza islámica. El dominio del árabe ofrece asimismo oportunidades profesionales en la diplomacia o los sectores de la hostelería y la restauración, en particular en las grandes cadenas hoteleras del Golfo. Asimismo, la explosión del sector de la información en lengua árabe abre nuevas perspectivas a todos aquellos que deseen dedicarse al periodismo audiovisual.

Si las promesas políticas llegan a ser efectivamente aplicadas, habrá que derribar otra barrera : la que reserva el árabe únicamente a los árabes. Cuando preguntaron a Copé, durante su entrevista en BFM-TV, si animaría a sus propios hijos a aprender dicho idioma, respondió sorprendido: «  ¡Pero si yo no vengo de una cultura árabe ! ». Según esta lógica, habría que preguntarse también cuántos estudiantes de los miles que estudian el mandarín en Francia son de « cultura china ».

Es fundamental liberar a la lengua árabe de su estatus de « lengua de inmigración » y promover el aprendzaje de ésta en la escuela de la República, como una primera etapa fundamental para permitir, a quienes lo deseen, cualquiera que sea su religión u origen, hablarla como cualquier otra « lengua de Francia ».

(1) Dictamen del Consejo de Estado, n° 217077, 3 de mayo de 2000.

(2) Veinte puestos en 2002, cinco en 2006 y ninguno en 2011. La oposición desaparecio hasta 2012, pero en este año no se presentó ningún candidato.

(3) François Héran, « Une approche quantitative de l’intégration linguistique en France », Hommes & migrations, n° 1252, Paris, novembre-décembre 2004.

(4) Yahya Cheikh, « L’enseignement de l’arabe en France. Les voies de transmission », Hommes & migrations, n° 1288, novembre-décembre 2010.

(5) Informe preliminar de la Comisión de prevención del grupo de estudio parlamentario sobre la seguridad nacional.