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Panamá : por una educación bilingüe intercultural

Laprensa.com (5 de noviembre de 2008)

Enrique Montezuma M. (Questo indirizzo email è protetto dagli spambots. È necessario abilitare JavaScript per vederlo.

Panamá es un Estado multicultural y plurilingüe. Los pueblos indígenas, conformados por siete comunidades sociolingüísticas: ngäbe, buglé, kuna, emberá, wounnan, naso teribe y bribrís, son parte de la nacionalidad panameña.

Las políticas integracionistas, a las que por largo tiempo fueron sometidas las culturas y lenguas indígenas, hicieron ver la diversidad lingüística como un obstáculo para el desarrollo de nuestro país. Sin embargo, la Unesco reza, en su Declaración Universal: “toda persona debe poder expresarse, crear y difundir sus obras en la lengua que desee y en particular en su lengua materna”.

El avance de las ciencias sociales y la lingüística se ha encargado de demostrar que las lenguas son recursos clave para viabilizar las culturas, y que son ellas las que constituyen los rasgos fundamentales de la identidad cultural. Las lenguas, independientemente de su desarrollo y reconocimiento oficial, son fenómenos humanos y sociales, sistemas primarios de signos, instrumentos del pensamiento, de acción, y es el medio más importante de comunicación. En ellas se expresan las culturas que los pueblos han creado y desarrollado a través de miles de años, con sus respectivas concepciones del mundo, de lo que es ser y estar en el universo.

La Constitución de Panamá es clara cuando se refiere a las lenguas y declara en su artículo 88: “Las lenguas aborígenes serán objeto de estudio, conservación y divulgación y el Estado promoverá programas de alfabetización bilingüe en las comunidades indígenas”.

Reconocemos que los verdaderos propietarios de las lenguas indígenas son los pueblos indígenas que por los largos siglos han mantenido, consolidado y defendido contra todas las formas de invasión y de alineación. El Estado tiene el deber de protegerlas, divulgarlas para que esas riquezas puedan perdurar y convertirse en verdaderos y calificados canales de comunicación en la implementación de le educación bilingüe intercultural.

Las lenguas indígenas son de uso predominantemente oral. No obstante, en los últimos años, los propios sujetos han dado saltos de calidad hacia la escritura. Celebramos esta opción y prevemos con ella una nueva vitalidad lingüística, puesto que las nuevas generaciones podrán utilizar su propia lengua en forma escrita y no solo oralmente. Eso facilitará, sin duda, el proceso de lecto-escritura y será un recurso imprescindible en la implementación de la modalidad educativa bilingüe intercultural.

El estudio, la conservación y la divulgación de las lenguas indígenas, señalados en la Constitución como responsabilidades del Estado, implica una protección de las lenguas originarias, lo cual conlleva, a su vez, su oficialización, la legalización de sus alfabetos, la misión de disposiciones presupuestarias y la regulación de su uso en las escuelas, oficinas públicas y privadas.

Para un real estudio de la educación bilingüe intercultural entre los pueblos indígenas, es imprescindible la unificación de la escritura. Ello exige la estandarización de sus alfabetos, para que en las aulas los escolares utilicen su lengua materna de forma integrada y bajo una normativa con base lingüística. En este marco, los mismos pueblos involucrados, por mediación de sus autoridades, Congresos y Consejos Generales Indígenas del país, han dado pasos firmes hacia la profundización del conocimiento formal de sus lenguas y, bajo la asesoría de lingüistas nacionales y extranjeros, han logrado establecer las bases consensuadas de sus sistemas lingüísticos y consolidado los alfabetos. Le corresponde ahora a la Asamblea Nacional acoger esos estudios y traducirlos en leyes del Estado.

Los indígenas del país exigen el cumplimiento de sus derechos con relación a sus lenguas maternas como medios de cohesión de sus comunidades lingüísticas correspondientes, sin que nadie limite su uso en el territorio nacional; que se incorporen como instrumentos privilegiados de comunicación en las comarcas y tierras colectivas, así como en todas las comunidades.